Cuando dar a los pobres no es correcto

By Raul Rivera

En el libro de Mateo, capítulo 25, encontramos a Jesús dando una enseñanza sobre el reino de Dios. En los versículos 31-46, Jesús usa una metáfora sobre un pastor que separa a sus ovejas a la derecha y a las cabras a la izquierda, comparándolas con los que un día Dios pondrá a Su derecha e izquierda. En este pasaje leemos que los que estén a la derecha de Dios fueron quienes alimentaron, vistieron y dieron refugio a los “más pequeños”, y los que estén a la izquierda de Dios fueron quienes no alimentaron ni vistieron ni dieron refugio a los “más pequeños”. Entonces Jesús da un paso más allá al afirmar que lo que hicieron y no hicieron por los “más pequeños” ¡fue como si lo hubieran hecho o no a Jesús mismo! Estas palabras de Jesús son muy aleccionadoras, por lo que, para ayudar a satisfacer la necesidad de responder a este desafío, muchas iglesias implementan programas de benevolencia. El pastor Kevin era un hombre que amaba a Dios y a Su Palabra. Él sentía que Dios había utilizado este pasaje de Mateo para llamarlo al ministerio. Cada vez que se encontraba con alguien necesitado, quería ayudar a satisfacerlo. A menudo, cuando escuchaba que un miembro de la iglesia estaba pasando por un momento difícil, pasaba a visitarlo/a en su camino a casa, con varias bolsas de comestibles o tal vez un cheque para ayudarle a cubrir la renta o el recibo de la luz de ese mes. Sin importar la necesidad, él quería ayudar a satisfacerla, con la esperanza de que la(s) persona(s) vería(n) el amor de Jesús brillando a través de él. La iglesia del pastor Kevin tenía implementado un programa de benevolencia minucioso, que incluso tenía un fondo discrecional establecido para que él lo usará para esas necesidades “espontáneas” que tan a menudo satisfacía. Sin embargo, ni el programa de benevolencia ni el fondo discrecional que su iglesia había establecido “se dieron por si solos”. Desafortunadamente, el pastor Kevin y su iglesia tuvieron que aprender por la mala, la necesidad de establecer un programa de benevolencia conforme. Debido a esta importancia, quiero dedicar un poco de tiempo a mostrarle cómo su iglesia puede comenzar a crear un programa de benevolencia conforme e incluso un fondo discrecional para el pastor. Sin embargo, antes de hacerlo, revisemos cómo define benevolencia el IRS. Definición de benevolencia Usando un fallo de la Suprema Corte, el IRS define benevolencia, bajo la Sección 102, como un regalo dado con una “generosidad desprendida y desinteresada”, y también por “caridad o un impulso parecido”. Esta interpretación actual de la benevolencia le permite al receptor recibir el regalo benevolente libre de impuestos (caridad), y a su vez la iglesia no tiene que emitirle al receptor un Formulario 1099-MISC. Sin embargo, con el fin de comprender plenamente la benevolencia, debemos entender también quién califica para recibir la benevolencia. El Reglamento del Impuesto sobre la Renta 1.501(c)(3)-1(d)(2) define a quienes califican para la benevolencia: “las personas que son financieramente incapaces de cuidarse a sí mismas como resultado de cargas financieras repentinas y graves o abrumadoras que surgen por eventos más allá de su control son objetos de caridad apropiados porque se consideran “afligidos”.” Por otra parte, el Reglamento del Impuesto sobre la Renta 1.170A-4A(b)(2)(ii)(D) define como “necesitada” a una “persona que carece de las necesidades de la vida, que incluyen el bienestar físico, mental o emocional, como resultado de la pobreza o de una aflicción temporal.” Ahora que entendemos cómo define el IRS a la benevolencia y quién califica para la benevolencia, debemos revisar quién no califica para la benevolencia de su iglesia. Benevolencia y personas no elegibles El Reglamento del Tesoro 53.4958-39(b) describe a todos los que se consideran como personas descalificadas. Quienes ostentan una influencia sustancial en la organización exenta de impuestos, junto con sus familiares, están descalificados para recibir los beneficios de la organización. Por lo tanto, los miembros de la junta y sus familiares directos no son elegibles para recibir ningún beneficio financiero de su iglesia. La sección 4958 del Código de Rentas Internas establece las leyes relativas a los impuestos de penalización contra las organizaciones exentas de impuestos que obtienen beneficios privados, los cuales son conocidos como transacciones de beneficios en exceso. Una transacción de beneficio en exceso ocurre cuando una persona descalificada, tal como se define en la sección 4958, recibe cualquier tipo de beneficio financiero en exceso del servicio que esa persona proporciona a la organización. De acuerdo con la sección 4958 del IRC, las personas descalificadas pueden recibir una “contraprestación por los servicios prestados”, lo que significa que pueden recibir una compensación económica que se basa razonablemente en un servicio prestado a la iglesia. Sin embargo, aparte de esa compensación, las personas descalificadas no pueden recibir ayuda financiera de la organización sin fines de lucro debido a su posición de control y/o influencia considerable dentro de la organización. Esto significa que las personas descalificadas no pueden recibir benevolencia de su iglesia. Creación de un programa de benevolencia Ahora que discutimos la definición de benevolencia, así como quién puede y quién no puede recibir benevolencia, espero que comience a ver la importancia de crear y establecer un programa de benevolencia como lo hizo el pastor Kevin. A continuación, encontrará los 4 pasos que recomiendo que siga su iglesia o ministerio cuando cree un programa de benevolencia:
  1. Crear un comité de benevolencia. Este comité es responsable de elaborar una declaración de la misión y la política de benevolencia. También revisará las necesidades de los necesitados presentadas a la iglesia, y determinar el mejor curso de acción para satisfacer dichas necesidades a través del fondo de benevolencia. Este comité es el responsable en última instancia ante la junta directiva. Si no puede crear un comité de benevolencia entonces la junta directiva asumirá todas las responsabilidades.
  2. Determine cómo servirá su iglesia. Es necesario determinar los tipos específicos de recursos que ofrecerá su programa de benevolencia. Cuando determine los tipos de recursos/asistencia que ofrecerá, deberá de tener en mente su declaración de la misión y las metas del programa.
  3. Establecer y adoptar una política de benevolencia. Es imperativo que usted adopte una política de benevolencia que proporcione orientación y estructura de los procedimientos en la ejecución de su programa de benevolencia.
  4. Crear un formulario para solicitar/pedir benevolencia. Usted debe de solicitar que cualquier persona que pida le pida benevolencia a su iglesia o ministerio llene un formulario para solicitar/pedir benevolencia. Este formulario para solicitar/pedir benevolencia le ayudará al comité de benevolencia (o junta directiva) a identificar y satisfacer las necesidades de las personas en su iglesia y en su comunidad.
Conclusión Ser benevolente está en el corazón de quienes somos, como seguidores de Cristo y como embajadores del Reino de Dios. Sin embargo, el mundo ya no es como lo era antes. Es difícil simplemente satisfacer una necesidad y no pensarlo dos veces en estos días. Por lo tanto, es importante que como embajadores del Reino de Dios, lleguemos a ser buenos administradores de todo aquello con lo que Él nos ha bendecido tan abundantemente. Nuestro cumplimiento legal en nuestras operaciones diarias es una parte vital de ese proceso. Si usted necesita ayuda para crear un programa de benevolencia para su iglesia o ministerio, quiero animarlo a que revise nuestro recurso “Programa de Benevolencia” localizado en nuestra “Suite para Secretario”. Este recurso le proporciona información paso a paso, así como una política de benevolencia y un formulario para solicitar/pedir benevolencia, para ayudarle a usted y a su iglesia a crear y establecer un programa de benevolencia que cumpla con las normas.

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