Benevolencia: Una Guía para la Iglesia
By America Kimlinger
Como Iglesia, estamos llamados a cuidar de nuestras congregaciones y de nuestras comunidades. A través de actos de amor, bondad y generosidad, nos convertimos en las manos y los pies de Jesús, especialmente en tiempos difíciles. Esta misión, comúnmente conocida como benevolencia, es fundamental para la identidad de la Iglesia.
En Mateo 25, Jesús presenta una imagen impactante de un pastor separando ovejas de cabras. Aquellos a Su derecha son bienvenidos a Su reino porque alimentaron a los hambrientos, vistieron a los desnudos y cuidaron de “los más pequeños de estos”. En contraste, aquellos que ignoraron estas necesidades son rechazados. Jesús deja claro: lo que hacemos o dejamos de hacer por los más pequeños entre nosotros, lo hacemos o dejamos de hacer por Él.
Sin embargo, la pregunta que muchas iglesias enfrentan hoy no es solo cómo satisfacer las necesidades, sino cómo hacerlo de manera sabia, legal y sostenible, especialmente en tiempos de incertidumbre como los que estamos atravesando.
La Creciente Presión sobre las Iglesias de Inmigrantes
A medida que continúan los esfuerzos de deportación, el miedo y la incertidumbre se extienden por las congregaciones. En respuesta, las iglesias no solo predican esperanza, sino que la viven activamente. En todo el país, vemos ministerios que surgen para atender las necesidades de sus comunidades de maneras profundamente personales y valientes.
Recientemente, en una conferencia, escuché un testimonio poderoso de una iglesia en Minnesota que escribió una carta a un miembro enfrentando deportación, reafirmando su carácter y su participación en la iglesia. El juez leyó la carta y decidió otorgar una prórroga, un recordatorio increíble de lo significativo que puede ser el apoyo pastoral en momentos de crisis.
Otras iglesias brindan asistencia de emergencia para alquiler, alimentos o transporte mientras soportan la creciente carga de las necesidades de benevolencia y la limitada capacidad financiera. Aun así, perseveran, impulsadas por un compromiso profundo de cuidar a los más vulnerables en sus comunidades.
En una iglesia cerca de Boston, el fondo de benevolencia destinado a cubrir todo el año estaba casi agotado en abril. “Si un miembro de la familia ha sido detenido, la iglesia intenta movilizarse para ayudar”, compartió su pastor. Muchas familias tienen miedo de ir a trabajar, y si no trabajan, no reciben salario.
Otras iglesias en todo el país, desde San Antonio hasta Los Ángeles, observan tendencias similares: disminución en la recaudación de fondos, aumento en la demanda de ayuda y creciente tensión emocional. Los pastores aconsejan a personas frente a traumas, pagan facturas con fondos de benevolencia y enfrentan la presión de mantener el ministerio ante recursos cada vez más limitados.
Es el momento de estructurar su generosidad con propósito y protección. Exploremos cómo hacerlo de manera efectiva y por qué es más importante que nunca.
Cómo Define la IRS la Benevolencia
Para construir el programa primero debe comprender cómo el IRS considera la benevolencia.
Bajo la Sección 102, la benevolencia se define como un regalo otorgado desde “generosidad desapegada y desinteresada”, que fluye de “la caridad o impulsos similares”. Si se otorga dentro de estos límites, dicho regalo no es gravable para el receptor y la iglesia no está obligada a emitir un Formulario 1099-MISC.
Sin embargo, no todos califican para recibir este tipo de asistencia.
¿Quién califica para la benevolencia?
El Reglamento de Impuestos sobre la Renta 1.501(c)(3)-1(d)(2) describe a los beneficiarios caritativos como personas “incapaces de mantenerse por sí mismas debido a cargas financieras repentinas y severas o abrumadoras derivadas de eventos fuera de su control.”
Además, el Reglamento 1.170A-4A(b)(2)(ii)(D) define a los “necesitados” como aquellos que carecen de las necesidades básicas de la vida—ya sean físicas, mentales o emocionales—debido a la pobreza o a una situación temporal de dificultad.
Esto incluiría:
- Individuos o familias afectadas por deportación, pérdida de empleo o crisis médica.
- Miembros de la iglesia que enfrentan falta de vivienda, hambre o necesidades urgentes de servicios básicos.
¿Quién no califica?
El Reglamento del Tesoro 53.4958-39(b) describe a las “personas descalificadas” como aquellos con influencia sustancial en su iglesia (por ejemplo, miembros de la junta y sus familiares cercanos). A estas personas se les prohíbe recibir beneficios financieros como la benevolencia. Hacerlo podría generar una transacción de beneficio excesivo, con riesgo de sanciones.
Cuatro Pasos para Construir un Programa de Benevolencia Cumplidor y Efectivo
Si su iglesia siente la presión de la creciente necesidad, es momento de pasar de la ayuda informal a un Programa de Benevolencia estructurado y seguro. He aquí cómo:
- Crear un Comité de Benevolencia
Este comité es responsable de elaborar una declaración de misión y una política de benevolencia. También revisan las necesidades presentadas a la iglesia por quienes requieren ayuda y determinan la mejor manera de satisfacerlas mediante el fondo de benevolencia. Este comité responde ante la junta directiva. Si no es posible crear un comité de benevolencia, la junta directiva asumirá todas las responsabilidades. - Definir Cómo Servirán
Debe determinar los tipos específicos de recursos que su programa de benevolencia ofrecerá. Al definir los tipos de recursos/asistencia, debe mantener en mente su declaración de misión y los objetivos del programa. - Adoptar una Política de Benevolencia Escrita
Es imprescindible adoptar una política de benevolencia que proporcione orientación y estructura para los procedimientos de implementación del programa. Cada iglesia y ministerio que participa en el Programa PlanteFIRME recibe esta política. Si tiene preguntas adicionales o necesita asistencia con esta política, no dude en llamarnos al 678-830-2600. - Usar un Formulario de Solicitud de Benevolencia
Se debe requerir que cualquier persona que solicite benevolencia a su iglesia o ministerio complete un formulario de solicitud. Este formulario ayudará al comité de benevolencia (o a la junta directiva) a identificar y satisfacer las necesidades de quienes forman parte de su iglesia y comunidad.
Cuidar de otros está en el corazón del ministerio, pero hacerlo efectivamente requiere más que buenas intenciones. Crear un programa de benevolencia que cumpla con los requisitos legales y las necesidades reales de la comunidad no tiene por qué ser difícil. Por eso hemos creado el Called to Care Suite un recurso personalizable diseñado para ayudar a las iglesias a establecer un programa de benevolencia que honre la mayordomía espiritual y legal.
Respondiendo al Momento
Ahora más que nunca la Iglesia está llamada a actuar con generosidad y sabiduría. Aunque la temporada pueda ser desafiante, la Iglesia siempre ha demostrado resiliencia. Con planificación cuidadosa, corazones compasivos y estructura intencional, podemos reflejar la luz de Cristo y servir con gracia y confianza.
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