3 Cosas Que Me Gustaría Que Tuvieran Todos Los Pastores

By Raul Rivera

Cuando hablo con los pastores durante nuestras conferencias sobre la Estructuración Definitiva de la Iglesia®, a menudo me preguntan algo como esto: “¿Qué me puede aconsejar para ser un mejor pastor?” Esa pregunta puede significar una gran variedad de cosas para diferentes pastores. Para algunos, eso significa, “¿Qué me puede aconsejar para ayudarme a hacer crecer mi iglesia?”. Para otros, significa, ¿Cómo puedo mantener mi corazón alineado con Dios mientras mi ministerio crece?”. Aunque la pregunta puede tener varios significados dependiendo del pastor que la hace, creo que hacen una pregunta que es común en el corazón de todos los hombres y mujeres. En el meollo de la cuestión, creo que la gente desea saber tres cosas.
  1. ¿Voy a salir adelante?
  2. ¿Mi iglesia va a salir adelante?
  3. Si mi iglesia tiene éxito, ¿mi corazón seguirá siendo puro?
Siento que puedo contestarlas con confianza, porque yo también le hice al Señor esas mismas preguntas en una época en la que nadie me conocía ni le importaba lo suficiente como para alentarme en mi empeño. Al igual que usted, quería saber que no importaba lo que sucediera, que resistiría hasta el final y que no importaba la magnitud de mi éxito, Su presencia siempre será lo que cautive mi corazón más que cualquier otra cosa. Aunque la respuesta a su pregunta puede ser larga, la he resumido en las tres cosas que describo a continuación.
  1. Sabiduría: Proverbios 4:7 nos dice, “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría.” La sabiduría es lo más importante. Es lo único en la vida que todos los pastores deben de buscar. La sabiduría es la base de todos los éxitos en nuestra vida. Personalmente, conocí muchos hombres con gran cantidad de conocimiento, pero que carecían de sabiduría. Parecía que siempre tenían éxito hasta cierto punto, pero lo que fueron capaces de construir con conocimiento, fue destruido eventualmente por su falta de sabiduría. Un hombre sabio busca mantener su corazón tierno y humilde ante Dios sobre todas las cosas. En pocas palabras, como digo cuando termino mis conferencias, “Si quiere que a su ministerio le vaya bien, entonces debe de amar bien a Dios, así como a sus semejantes.” Sin sabiduría, no podrá hacer estas dos cosas.
  2. Confianza: Hay una diferencia notable en la cultura de una iglesia cuyo pastor predica con confianza. No estoy hablando de arrogancia, la cual los pastores a menudo confunden con confianza. Estoy hablando de la confianza que viene cuando un hombre camina en conformidad con las leyes de Dios y las del hombre. Cuando un hombre camina cumpliendo plenamente las leyes de Dios, nadie es su dueño. En otras palabras, es capaz de mantener el miedo bajo control. Asimismo, cuando un hombre camina cumpliendo con las leyes del hombre, no tiene nada que temer cuando descansa su cabeza cada noche. A menudo he conversado con ministros que pierden el sueño porque a medida que sus iglesias crecen, también lo hace su incumplimiento con las leyes del hombre. Piense en su iglesia el día de hoy. Si se unen 100 personas nuevas de la noche a la mañana, ¿la estructura legal y administrativa de su iglesia podría conservarlas? No tener la confianza de responder con un rotundo “Si” hace que disminuyan la confianza y la habilidad para ser el mejor líder que puede ser.
  3. Estrategia: El pastor que comprender cómo elaborar estrategias, comprende donde está plantada su iglesia y cuál es la mejor manera para alcanzar al máximo número de personas. Esto requiere estrategia. Es un camino que usted marca y al que luego se adhiere. En la época en la que dirigí una iglesia, sabía que debido a la zona estacional donde estaba, el monto de los diezmos y las ofrendas de la iglesia siempre estaría limitado. El ingreso promedio de mi iglesia estaba entre $250.00 y $400.00 semanales. Sabía que si queríamos maximizar nuestro potencial de alcance, teníamos que encontrar una manera diferente para aumentar nuestro ingreso. Por ese motivo nuestra iglesia comenzó una empresa de desarrollo comunitario independiente y secular, y a recaudar dinero a través de ella garantizando subsidios. Fue una estrategia que rindió frutos. Llegamos a cientos e incluso a miles de personas cada año sin tener que recurrir a nuestro fondo general. Actualmente dicha iglesia, bajo el liderazgo de un pastor sucesor, continúa esa misma estrategia. Él la llevó a nuevos niveles, alimentando a cientos de familias cada semana y distribuyendo ropa. La idea detrás de esto es, “Déjalos que vean nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en el cielo."
Después de años de trabajar en el ministerio, sirviendo a los pastores a través de nuestros programas StartRIGHT®, StayRIGHT®, e incluso GetRIGHT®, hemos desarrollado una estrategia integral que llamamos la Estructura Definitiva de la Iglesia®. Esta es una estrategia que formulamos creando una estructura corporativa de niveles múltiples, diseñada para proteger los activos de la iglesia de la sociedad querellante actual, y aumentando la habilidad de la iglesia para predicar realmente el evangelio sin compromisos. Además también aprovecha las protecciones de la Primera Enmienda de la iglesia e incrementa su flujo de efectivo mediante la creación de dos fuentes de ingreso adicionales. Cuando un pastor se toma el tiempo para elaborar una estrategia, Dios será fiel y le dará un plan. La clave reside en adherirse a él. En Proverbios 4:26 y 27 dice, “Traza un sendero recto para tus pies; permanece en el camino seguro. No te desvíes" (NTV).

No solo un predicador

Cuando pienso en el mundo del ministerio y cómo ha evolucionado con el paso de los años, los pastores ya no solo son predicadores y consejeros. También son presidentes de empresas que deben de operar sus ministerios bajo la sabiduría empresarial aplicada para tener éxito. Por eso hago la Conferencia sobre La Estructura Definitiva de la Iglesia® aproximadamente 40 veces al año. Quiero transmitirle a la gente un mensaje que nació en mi corazón a través de mis experiencias de vida personales. Tuve la experiencia de que el Señor incrementará mi capacidad de administración. Creo que Él puede hacerlo en ti.

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